por Tamara Sosa y Francisco Vega

por Tamara Sosa y Francisco Vega

viernes, 31 de octubre de 2014

Agnoticismo


 ¿Qué soy? 

Me bautizaron en una iglesia católica, y fui a iglesias evangélicas, pero nunca me sentí parte de ellas. Fue hace dos años, que comencé a preguntarme, a que culto formaba parte. Están los católicos, los evangelistas,( los que mas conozco) y otros mas, ¿y yo, que soy? No creía  en dios, y esto se debe a que no entendía como podían rezarle a alguien que  no se sabe si existió o no. Hasta que la duda no pudo mas conmigo y trate de buscar y buscar información,en paginas académicas, libros de filosofía, blog, redes sociales. Y así fue que por fin y de una vez por todas, encontré lo que tanto me preocupaba. Mis ideas coincidieron perfectamente con lo que había encontrado. Soy Agnóstica.Que es el agnosticismo? 
  • El agnosticismo es la ponencia de que es imposible conocer o probar la existencia de Dios
  •  Los agnósticos creen que no debemos ni creer ni negar la existencia de Dios – porque es imposible probar una u otra cosa.
Una persona que se considera «agnóstica» afirma que no tiene una opinión sobre la existencia de Dios, ya que no hay evidencia definitiva a favor o en contra. El agnosticismo, no obstante, se ha dividido recientemente en varias categorías. Estas incluyen:
  • Ateísmo agnóstico: No cree en la existencia de ninguna deidad, pero no afirma saber que existe alguna deidad o no.
  • Teísmo agnóstico: No afirma conocer la existencia de una deidad, pero aun así cree en ella.
  • Agnosticismo apático o pragmático: No existen pruebas de la existencia o inexistencia de deidad alguna, pero debido a que cualquier deidad que pudiese existir parece indiferente respecto al universo o el bienestar de sus habitantes, la pregunta es esencialmente académica. Por lo tanto, su existencia tiene poco o ningún impacto en los asuntos humanos y debiese ser de igual interés teológico.
  • Agnosticismo fuerte: La pregunta de la existencia o inexistencia de una deidad o deidades y la naturaleza última de la realidad son incognoscibles a causa de nuestra incapacidad natural de no poder comprobar una experiencia sino con otra experiencia subjetiva. Un agnóstico fuerte dirá «No puedo saber si una deidad existe o no y tú tampoco».
  • Agnosticismo débil: La existencia o la inexistencia de cualquier deidad está actualmente más allá del conocimiento, pero no es necesariamente incognoscible; por lo tanto, suspenderá el juicio hasta que la prueba, si existe, se haga disponible. Un agnóstico débil dirá "No sé si existen deidades o no pero quizás algún día, si hay evidencias, podamos descubrir algo."




lunes, 14 de abril de 2014

Robert Napper


Nacimiento: 25/02/1966

País: Reino Unido

Víctimas: 3

Período de matanzas: 15 de Julio de 1992 –
Noviembre de 1993

Fecha de aprehensión: Mayo de 1994

Robert Clive Napper (nacido el 25 de febrero de 1966) es un criminal británico. Ha sido declarado culpable de 2 asesinatos, uno de homicidio involuntario, 2 violaciones y 2 intentos de violación. Fue remitido al Broadmoor Hospital de manera indefinida el 18 de diciembre de 2008. Fue declarado culpable previamente en 1993 del doble asesinato de Samantha Bisset y su hija Jazmine.
Es un esquizofrénico paranoico que también ha sido diagnosticado con el síndrome de Asperger.

Infancia

Robert Napper es el hijo mayor de Brian Napper, un instructor de manejo, y de su esposa Pauline. Nacido en Erith, en el sureste de Londres. Napper se crió en la cercana Plumstead en sus primeros años. Su formación fue problemática y disfuncional. El matrimonio de sus padres fue violento y Napper presenció los ataques violentos contra su madre. Sus padres se divorciaron cuando él tenía 9 años y él y sus hermanos (2 hermanos y una hermana) fueron colocados en hogares de guarda y se sometieron a un tratamiento psiquiátrico. El asesoramiento psiquiátrico que Napper tenía en el Maudsley Hospital de Camberwell duró seis años.
A los 13 años Napper sufrió un cambio de personalidad después de que un amigo de la familia le agredió sexualmente en un campamento de vacaciones. El delincuente fue encarcelado pero Napper se convirtió en introvertido, obsesivamente ordenado y solitario, según su madre. Solía intimidar a sus hermanos y espiar a su hermana cuando ella se desnudaba.

Las actividades delictivas

En 1986, Napper llamó por primera vez la atención de la policía después de haber sido declarado culpable de un delito con un arma de aire comprimido. En octubre de 1989, la policía rechazó la información proporcionada en una llamada telefónica realizada por la madre de Napper, donde declaraba que su hijo había confesado haber perpetrado una violación en Plumstead Common. Al parecer nada coincidía con la evidencia. Sin embargo, se puso de manifiesto en el momento de la segunda condena de Napper, que la violación de una mujer de 30 años de edad, delante de sus hijos; 8 semanas antes se había informado que había sucedido en una casa en Plumstead Common. En este punto, Pauline Napper perdió todo contacto con su hijo.
El 15 de julio de 1992, en Wimbledon Common, Napper apuñaló a la joven madre Rachel Nickell 49 veces frente a su hijo Alex de 2 años que luego se aferró al cuerpo de su madre rogándole que despertara. Napper fue interrogado acerca de los ataques no resueltos en otras mujeres durante el año, pero fue eliminado de las consultas.
En noviembre de 1993, en el hogar de la familia Bisset en Plumstead, Napper apuñaló a Samantha Bisset, de 27 años de edad, en el cuello y en el pecho, matándola para luego atacarla sexualmente y asfixió a su hija de 4 años de edad Jazmine Jemina Bisset. En su sala de estar, Napper mutiló el cuerpo de Samantha, quitando partes de su cuerpo como un trofeo. La escena del crimen era, según se informa, tan espantosa que el fotógrafo de la policía asignado al caso se vió obligado a tomar 2 años de licencia después de presenciarla.
Después de que se recuperara una huella digital en la pierna de Samantha, fue detenido y acusado de los asesinatos de Samantha y Jazmine Bisset, de mayo de 1994. Napper fue condenado en el Old Bailey, en octubre de 1995. También admitió 2 violaciones y 2 intentos de violación. En diciembre de 1995 fue interrogado sobre la muerte de Nickell, pero negó cualquier implicación.
También se cree que Napper es el “Violador de la Cadena Verde”, que llevó a cabo mas de 70 ataques salvajes de todo el sureste de Londres durante un período de 4 años que finalizó en 1994. La primera de las violaciones de “Cadena Verde” se ha vinculado a Napper, y fue la que admitió en 1995. Se sabe que Napper ha mantenido registros detallados de los sitios de ataques potenciales y reales sobre las mujeres.
La investigación para encontrar al asesino de Nickell produjo el intento de procesamiento de un hombre inocente, Colin Stagg, hasta que, en 2004, los avances en el análisis de ADN reveló la conexión de Napper al caso. El 18 de diciembre de 2008, Napper fue condenado por el homicidio de Rachel Nickell por motivos de responsabilidad disminuida. También admitió otros 4 ataques sobre mujeres.
Napper deberá permanecer por tiempo indefinido en el Broadmoor Hospital. Al mismo tiempo Colin Stagg recibió una disculpa pública de la policía.
En su resumen en el Old Bailey, el juez Griffiths Williams le dijo a Napper: “Usted es bajo cualquier punto de vista un hombre muy peligroso.”

jueves, 10 de abril de 2014

Ignorante y feliz o Infeliz y sabio


HISTORIA DE UN BUEN BRAHMÍN


En el curso de mis viajes tropecé con un viejo brahmín, hombre de muy buen juicio, lleno de ingenio y muy sabio; además, era rico, y por lo tanto su juicio era aún mejor; pues, al no carecer de nada, no tenía necesidad de engañar a nadie. Su familia estaba muy bien gobernada por tres hermosas mujeres que se esforzaban por complacerlo; y, cuando no se distraía con mujeres, se ocupaba de filosofar. 
Cerca de su casa, que era bella, bien adornada y rodeada de jardines encantadores, vivía una vieja india beata, imbécil y bastante pobre. 
Cierto día el brahmín me dijo: 
-Quisiera no haber nacido. 
Le pregunté por qué. Me respondió: 
"Hace cuarenta años que estudio, y son cuarenta años perdidos; enseño a los demás y yo lo ignoro todo: esta situación hace que mi alma se sienta tan humillada y asqueada que la vida me resulta insoportable. He nacido, vivo en el tiempo y no sé lo que es el tiempo; me encuentro en un punto entre dos eternidades, como dicen nuestros sabios, y no tengo ni la menor idea de la eternidad. Estoy compuesto de materia; pienso, y jamás he podido llegar a saber lo que produce el pensamiento; ignoro si mi entendimiento es en mí una simple facultad, como la de andar o la de digerir, y si pienso con mi cabeza como cojo las cosas con mis manos. No solamente me es desconocido el principio de mi pensamiento, sino que incluso el principio de mis movimientos me es igualmente ignorado: no sé por qué existo. Sin embargo, todos los días me hacen preguntas acerca de todos esos mundos; y hay que responderlas; no tengo nada interesante que decir; hablo mucho, y, después de haber hablado, me quedo confuso y avergonzado de mí mismo. 
Lo peor es cuando me preguntan si Brahma fue producido por Visnú o si los dos son eternos. Dios es testigo de que no sé ni una palabra de todo eso, y bien que se ve por mis respuestas. '¡Ah, reverendo padre! (me dicen), explícanos cómo el mal inunda toda la tierra.' Mi ignorancia es igual a la de los que me formulan esta pregunta; a veces les digo que en el mundo todo va del mejor modo posible; pero los que se han arruinado o han sido mutilados en la guerra no me creen, y yo tampoco me lo creo; me retiro a mi casa, abrumado por mi curiosidad y mi ignorancia. Leo nuestros antiguos libros y ellos espesan todavía más mis tinieblas. Hablo con mis compañeros: los unos me responden que hay que gozar de la vida y burlarse de los hombres; los otros creen saber algo y se pierden en ideas extravagantes; todo aumenta el sentimiento doloroso que experimento. A veces estoy a punto de caer en la desesperación cuando pienso que, después de tanto estudiar, no sé ni de dónde vengo, ni lo que soy, ni adónde iré, ni lo que será de mí." 
El estado de este buen hombre me causó verdadera pena: nadie era más razonable ni más sincero que él. Comprendí que, cuantos más conocimientos tenía en su cabeza y más sensibilidad en su corazón, más desgraciado era. 
Aquel mismo día vi a la vieja que vivía cerca de su casa; le pregunté si alguna vez se había sentido afligida por no saber cómo estaba hecha su alma. Ella ni siquiera comprendió mi pregunta: en toda su vida nunca había reflexionado ni un momento acerca de una sola de las cuestiones que torturaban al brahmín; creía con toda su alma en las metamorfosis de Visnú, y con tal de poder tener de vez en cuando agua del Ganges para lavarse, se consideraba la más feliz de las mujeres. 
Impresionado por la dicha de aquella pobre mujer, volví a visitar a mi filósofo y le dije: 
-¿No le avergüenza ser desgraciado cuando a su puerta hay una vieja autómata que no piensa en nada y que vive contenta. 
-Tiene usted razón -me respondió-; cien veces me tengo dicho que yo sería feliz si fuese tan necio como mi vecina; sin embargo, no quisiera semejante felicidad. 
Esta respuesta de mi brahmín me produjo mayor impresión que todo lo demás; me examiné a mí mismo y vi que, en efecto, no quisiera ser feliz a condición de ser imbécil. 
Propuse el dilema a unos filósofos, que fueron de mi misma opinión. 
Y no obstante -decía yo-, hay una escandalosa contradicción en esta manera de pensar; porque, al fin y al cabo, ¿de qué se trata? De ser feliz. ¿Qué importa tener talento o ser necio? Todavía hay más: los que están satisfechos de cómo son están muy seguros de estar satisfechos; los que razonan no están tan seguros de razonar bien. Está, pues, bien claro -decía yo- que habría que aspirar a no tener sentido común, por poco que este sentido común contribuya a nuestra infelicidad. Todo el mundo fue de mi parecer, y sin embargo no encontré a nadie que quisiera aceptar el trato de convertirse en imbécil para vivir contento. De lo cual deduje que, aunque apreciamos mucho la felicidad, aún apreciamos más la razón.

miércoles, 2 de abril de 2014

Una realidad: Síndrome de Down

Jamas publico nada con respecto a esto pero me molesta que ciertas personas no vean la realidad tal cual es, complicandole la propia existencia de aquellas personas que tienen Sindrome de Down.
No todos los niños con síndrome de Down son muy cariñosos felices, les gusta la música. Se trata de generalizaciones falsas, dado que no hay datos objetivos y contrastados que demuestren que los niños con síndrome de Down sean más cariñosos ni más "felices" que el resto de la población. Desgraciadamente estas características con las que a menudo se "encasilla" a las personas con síndrome de Down, no nos permiten ver que detrás existe una persona, con unas características únicas.
No son siempre niños: no tiene nada que ver el coeficiente intelectual con el ser adulto. Mucha gente cree que las personas con síndrome de Down son niños permanentes y es frecuente que los padres de un niño con síndrome de Down oigan la siguiente frase (a veces, como consuelo) "…después de todo, vas a tener siempre un niño en casa…". Un grave error que comenten muchos.
Para vos que crees esto, y otras tantas pelotudeses te recomiendo a que leas un poquito y se te refresques la mente. 
EL SINDROME DE DOWN NO ES UNA ENFERMEDAD Y POR LO TANTO NO REQUIERE DE TRATAMIENTO MEDICO EN CUANTO TAL. HAY PERSONAS NO TODAS con síndrome de Down con patologías asociadas. Son complicaciones de salud relacionadas con su alteración genética. 
CADA PERSONA ES UN MUNDO DESDE CUALQUIER PUNTO DE VISTA.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Trastorno de Ansiedad

Trastorno de ansiedad es un término general que abarca varias formas diferentes de un tipo de trastorno mental, caracterizada por miedo y ansiedad anormal y patológica. Las condiciones ahora consideradas trastornos de ansiedad llegaron bajo la égida de la psiquiatría hacia el final del siglo XIX. Gelder, Mayou y Geddes (2005) explican que los trastornos de ansiedad se clasifican en dos grupos: síntomas continuos y síntomas episódicos. Los criterios diagnósticos actuales psiquiátricos reconocen una gran variedad de trastornos de ansiedad..
La ansiedad implica tres tipos de aspectos o componentes:
 Cognitivos: anticipaciones amenazantes, evaluaciones del riesgo, pensamientos automáticos negativos, imágenes importunas, etc.
 Fisiológicos: activación de diversos centros nerviosos, particularmente del sistema nervioso autónomo,  que implica cambios vasculares, respiratorios, etc.
 Motores y de conducta: inhibición  o sobreactivación motora, comportamiento defensivo, búsqueda de seguridad, sumisión, evitación, agresividad, etc.

Los trastornos de ansiedad en el DSM-IV se dividen principalmente en:

 
Trastorno de ansiedad generalizad.
Trastorno de pánico (con o sin agorafobia).
Trastorno obsesivo-compulsivo.
trastorno por estrés postraumático.
Trastorno por estrés agudo.
Fobia social.
Trastorno fóbico.
Otros trastornos de ansiedad no especificados o producidos por el consumo de sustancias.

Cada uno tiene sus propias características y síntomas y requieren tratamientos diferentes.Las emociones presentes en los trastornos de ansiedad van desde el simple nerviosismo a episodios de terror o pánico.

Causas


La ansiedad puede ser desencadenada, tanto por estímulos externos o situacionales, como por estímulos internos al sujeto, tales como pensamientos, sensaciones, imágenes.  El tipo de estímulo capaz de evocar la respuesta de ansiedad vendrá determinado en gran medida por las características de la persona, y por su circunstancia.
Se trata pues de un mecanismo  facilitador de nuestra relación con el medio, y destinado a preservar los intereses del individuo y de la especie. Muchas de las cosas que nos van bien son debidas, en parte,  al correcto funcionamiento de este sistema: evitamos actividades o lugares  peligrosos, procuramos no llegar tarde al trabajo, plantamos cara a diferentes conflictos, nos preparamos para un examen o una reunión, buscamos apoyos para resolver un problema, minimizamos algunos contratiempos o buscamos formas de asumirlos y reformularlos.
De hecho, para desempeñarnos convenientemente, en función de las exigencias y opciones del medio, por un lado, y de nuestras posibilidades e intereses, por otro,  es necesario un cierto estado de alerta, una activación psicológica y fisiológica mínimas. De otro modo estaríamos lentos, desatentos, con poca capacidad de anticipación y respuesta, lo que podría acarrearnos algunos perjuicios o renuncias.
Cuando la ansiedad es proporcionada y se manifiesta dentro unos límites, no se aprecian manifestaciones sintomatológicas -los cambios psicofisiológicos no alcanzan a superar los umbrales sensoriales de los receptores del dolor, la presión, la temperatura- , o bien son menores, salvo en algún momento puntual y limitado que pueden llegar a ser altos.
Cuando sobrepasa determinados límites, la ansiedad se convierte en un problema de salud, impide el bienestar, e interfiere notablemente en las actividades sociales, laborales, o intelectuales. Puede limitar la libertad de movimientos y opciones personales. En estos casos no estamos ante un simple problemas de nervios, sino ante una alteracion.

 Tratamiento


Desde el punto de vista clínico es fundamental lograr un diagnóstico y tratamiento precoz. En atención primaria todavía es difícil de diagnosticar en la práctica, pues los pacientes deciden acudir a consulta después de la aparición de complicaciones como depresión clínica o abuso de sustancias.
Entre las opciones de tratamiento disponibles se puede percibir un cambio en el estilo de vida, medidas de educación e higiene psicosocial, sobre todo en el control del estrés, diversas modalidades psicoterapéuticas, especialmente la terapia cognitivo-conductual, y terapia farmacológica.
 Psicoterapia
La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser altamente eficaz para los diversos trastornos de ansiedad.Esta terapia trabaja dos componentes principales de la psique humana, las cogniciones o pensamientos y la conducta. Por ejemplo, en el caso de la fobia social la modificación cognitiva ayuda al paciente a cuestionarse algunos de sus temores, como el de estar siendo observado o juzgado continuamente por los demás. El componente conductual busca cambiar las reacciones de ansiedad provocadas por la situación, principalmente a través de estrategias de exposición y desensibilización sistemática. Mediante la terapia cognitiva se intenta identificar y modificar los pensamientos disfuncionales, automáticos o irracionales que generan respuestas inadaptativas.
Farmacoterapia
Cuando la medicación está indicada por psiquiatras especialistas, generalmente se recomienda la toma de fármacos antidepresivos conocidos como ISRS, como medicamentos de primera elección. Las benzodiacepinas a veces están indicadas para tratamientos de corta duración. Actualmente se consideran fármacos de segunda línea de tratamiento por los efectos secundarios que acarrean, como el deterioro de las funciones cognitivas y el riesgo de depedencia.

Importante:



Amigdala
La amígdala es la central de procesamiento del miedo y la ansiedad, y su función puede desestabilizarse en los trastornos de ansiedad. La información sensorial llega a la amígdala a través del núcleo del complejo basolateral. Este complejo procesa las señales sensoriales relacionas con la memoria emocional, y comunica su importancia y relevancia a otras partes del cerebro, como el cortex mediano prefrontal y la corteza sensorial.
Otra área importante es el núcleo central adyacente a la amígdala, que controla las respuestas específicas del miedo, a través del tronco del encéfalo, hipotálamo, y cerebelo. Estas conexiones en las personas con trastorno de ansiedad se muestran poco dispares, con gran cantidad de materia gris en el núcleo central. Otra diferencia es que disminuye la conectividad entre la amígdala con la ínsula y el área cingulada que controla los estímulos generales de la prominencia, mientras mantiene una alta conectividad con los circuitos del cortex parietal y prefrontal en las que subyacen las funciones ejecutivas.



 




 


 


 
 

sábado, 14 de diciembre de 2013

El primer suicidio de la historia y 50 muertes bizarras

El primer suicidio

El primer suicida al que la Historia dedica unas líneas es Periandro (siglo VI a.C.), uno de los Siete Sabios griegos. Diógenes Laercio contó cómo el tirano corintio quería evitar que sus enemigos descuartizaran su cuerpo cuando se quitara la vida, por lo que elaboró un plan digno de Norman Bates.
El monarca eligió un lugar apartado en el bosque y encargó a dos jóvenes militares que le asesinaran y enterraran allí mismo. Pero las órdenes del maquiavélico Periandro no acababan ahí: había encargado a otros dos hombres que siguieran a sus asesinos por encargo, les mataran y sepultaran un poco más lejos. A su vez, otros dos hombres debían acabar con los anteriores y enterrarlos algunos metros después, así hasta un número desconocido de muertos. En realidad, el plan para que el cadáver del sabio no fuera descubierto era brillante, pero en lugar de un suicidio tenía visos de masacre colectiva.


Algunas muertes estúpidas

Las hay míticas, las hay memorables y las hay estúpidas. Lo malo de la muerte es que, una vez que llega ya no puede repetirse y hay algunos personajes históricos cuyo final no ha sido demasiado decoroso.



Para empezar, una cadena de muertes bizarras que, por su impactante efecto dominó, fue tema de conversación durante semanas. Algunos la recordarán, sucedió en Buenos Aires, en 1988.
Una familia de apellido Montoya, que vivía en un piso trece del barrio de Caballito, se había ido de vacaciones dejando en el departamento a su pequeño perrito. Un amable vecino se encargaba de darle de comer todos los días. Sin embargo, el perro tuvo la mala idea de salir al balcón, donde perdió el equilibrio y cayó. Una mujer de 75 años, recibió el impacto perruno y murió en el acto, concentrando un grupo de gente que, como sucede en esos casos, corre hacia el lugar, entre gritos y pedidos de auxilio.
Una de esas personas fue Edith Solá de 46 años, quien cruzó la avenida sin cuidado y fue atropellada por un colectivo. La mujer murió instantáneamente, pero como no hay dos sin tres (sin contar al perro, claro) un anciano, al ver el horrible espectáculo, sufrió un ataque cardíaco falleciendo camino al hospital.
Uno de los testigos entrevistados remató el hecho con una frase memorable: “parecía un atentado, había cadáveres por todos lados!“.



Ahí está Allan Pinkerton (1819-1884), creador de la primera agencia de detectives del mundo. El escocés se resbaló un día, se mordió la lengua, que se infectó y le llevó a la tumba.



Tampoco se salvan los arquitectos. Antonio Gaudí (1852-1926) falleció a los 74 años cuando al cruzar la Gran Vía barcelonesa fue arrollado por un tranvía que circulaba a una velocidad más bien ridícula.


Plinio el Viejo, naturalista demasiado concienzudo. El sabio no se le ocurrió otra que cosa que, cuando  vio que el Vesubio en actividad durante la erupción que arrasó Pompeya (en el 79 d.C.) y queriendo estudiar el fenómeno de cerca, no se conformó con huir y ponerse a salvo sino que se acercó y entre temblores de tierra, gases, humaredas y el pánico, murió de una crisis cardiaca.


El genial dramaturgo Tennessee Williams (1911-1983) murió en su baño cuando, tratando de abrir con la boca un bote de pastillas, el tapón finalmente salió disparado hacia su garganta y lo asfixió.



Quizás la muerte más estúpida de la Historia es la de François Vatel (1631-1671), cocinero de Luis XIV. Horas antes de que comenzara una cena para 2.000 personas, el inventor de la crema chantilly se atravesó el corazón con una espada. ¿La causa? No pudo afrontar que el marisco llegara a su cocina con retraso.



Magallanes cuando le quedaba sólo una cuarta parte de su vuelta al mundo, cuando ya había pasado lo más difícil y surcado los mares desconocidos, cuando había encontrado la civilización, víveres y seguridad en Filipinas (1521), se metió por medio en un sencillo ajuste de cuentas entre dos  tribus indígenas y ahí acabó sus días, por meterse donde nadie le llamaba.


Dumont d’Urville, explorador del siglo XIX al que se le debe entre otras cosas el descubrimiento de la Venus de Milo y la primera expedición al Antártico. El navegante que podría haber muerto heroicamente entre icebergs y tempestades, falleció en las afueras de París, en la primera catástrofe de la historia ferroviaria, la del tren Paris-Versailles, en 1842.



Isadora Duncan (1927), estrangulada por su bufanda que se había quedado enganchada entre los radios de la rueda de su coche.


Jean-Baptiste Lully. Éste estaba dirigiendo su orquesta marcando el ritmo con su batuta. En aquella época (1687) la batuta del director de orquesta era un pesado bastón con el que se golpeaba el suelo. En un fragmento difícil, Lully se enfadó tanto con sus músicos y golpeó el suelo con tanta furia que en su arrebato de cólera se golpeó el pie con el bastón, se le infectó, se le engangrenó y la broma lo llevó a la tumba.


Una noche de alcohol, en México el año 1951, el escritor americano William Burroughs y su mujer estaban jugando a ser Guillermo Tell. Jugaban en serio: con una manzana en la cabeza de la esposa, Joan, con la excepción de que Burroughs prefería un Colt 45 al arco y la flecha porque era un excelente tirador. Bueno… al menos lo solía ser. Las consecuencias: para uno prisión por homicidio involuntario, para la otra muerte por hemorragia cerebral


A Esquilo el oráculo le vaticinó que moriría aplastado por una casa, por lo que decidió residir fuera de la ciudad. Curiosa, y trágicamente, falleció al ser golpeado por el caparazón de una tortuga, que fue soltado por un quebrantahuesos desde el aire.


Y que me dicen de Atila, que estaba tan borracho en su noche bodas que no se percató de que sangraba profusamente por la nariz. Al día siguiente amaneció ahogado en su propia sangre.


Sir Francis Bacon, durante una fuerte nevada, decidió comprobar si era cierto eso de que el frío retrasaba la descomposición de los cadáveres. Mató un pollo y salió a enterrarlo al campo, contrayendo una grave pulmonía que acabaría con su vida días después.


Jim Fixx, el autor del bestseller de finales de los setenta ‘The Complete Book of Running’, donde defendía el ejercicio y una dieta sana como llave de la longevidad, murió de un ataque al corazón mientras hacía footing. La autopsia reveló una obstrucción masiva en tres arterias coronarias.


Federico I Barbarroja, tras cabalgar por el desierto en Tierra Santa embutido en su pesada armadura, el emperador se sintió tan excitado cuando llegó al río Saleph, que se lanzó a sus aguas para apagar la sed. Desafortunadamente, olvidó quitarse la armadura y se hundió como un yunque. Otra versión dice que fue su caballo quien lo lanzó al agua mientras atravesaba el río.


El general Patton. Este impetuoso general americano cuyos tanques habían librado a Europa de los invasores nazis, un combatiente que se enfrentaba a la muerte, que había escapado a los ataques de los panzers mientras llevaba sus tropas de Sicilia a Elba, murió en un accidente de coche en el que no respetó la prioridad, con la guerra apenas acabada (1945).


Tycho Brahe,  muchas fuentes históricas citan como causa de su muerte una infección de orina padecida en 1601, al no ausentarse de una cena en Praga por educación y respeto. La larga cena le ocasionó una fuerte cistitis que le postró en cama con fiebres elevadas durante 71 días. Es muy probable, además, que Tycho muriera por envenenamiento de mercurio por sus propias medicinas, tratando de recuperarse de sus problemas urinarios.


En 1941, el escritor norteamericano Sherwood Anderson se tragó un escarbadientes en una fiesta y posteriormente murió de peritonitis.


Kenneth Pinyan de Seattle murió de peritonitis aguda después de intentar un coito anal con un semental en la ciudad de Enumclaw, Washington. Pinyan había hecho esto antes, y retrasó su visita al hospital por varias horas, dado a la repugnancia luego del conocimiento oficial, el caso condujo a la prohibición del sexo con animales en Washington.


Jennifer Strange, mujer de 28 años de Sacramento, murió de intoxicación mientras que intentaba ganar una consola de Wii en un concurso de la estación de radio KDND 107.9 “retiene tu pi por una Wii”, que consistía en beber grandes cantidades de agua cada quince minutos sin orinar.


El poeta chino Li Po es considerado uno de los dos más grandes de la historia literaria china. Era muy conocido por su amor al licor y se sabe que escribió muchos de sus grandes poemas mientras estaba borracho. Y en ese estado se encontraba la noche en que cayó de su bote y se ahogó en el río Yangt-ze al intentar abrazar el reflejo de la luna en el agua.


El austriaco Hans Steininger supo ser famoso por tener la barba más larga del mundo (de casi un metro y medio) y por morir a causa de ella. Un día de 1567 hubo un incendio en su ciudad y en la huida Hans se olvidó de enrollar su barba, la pisó, perdió el equilibrio, tropezó y se rompió el cuello.


El rey Adolfo Federico de Suecia amaba comer y murió por ello. Conocido como “El rey que comió hasta morir”, falleció en 1771 a la edad de 61 años a causa de un problema digestivo luego de comer una cena gigantesca consistente de langosta, caviar, chucrut, sopa de repollo, ciervo ahumado, champaña y catorce platos de su postre preferido: semia, relleno de mazapán y leche.


Después de la guerra civil norteamericana, el controvertido político Clement Vallandigham, de Ohio, se transformó en un exitoso abogado que rara vez perdía un caso. En 1871 defendió a Thomas McGehan, acusado de disparar contra un tal Tom Myers durante una disputa en un bar. La defensa de Vallandigham se basaba en que Myers se había disparado a sí mismo al empuñar su pistola cuando estaba arrodillado. Para convencer al jurado, Vallandigham decidió demostrar su teoría. Desafortunadamente, utilizó por error una pistola cargada y terminó disparándose a sí mismo. Con su muerte, Vallandigham demostró la teoría del disparo accidental y consiguió exonerar a su cliente.


El famoso destilador de whisky Jack Daniel decidió ir temprano a trabajar una mañana de 1911. Quiso abrir su caja fuerte pero no recordaba la combinación. Enfurecido, Daniel pateó la caja fuerte y se lastimó el dedo gordo, que terminó desarrollando una infección por la que murió.


Bobby Leach no temía cortejar a la muerte: en 1911 fue la segunda persona en el mundo en sobrevivir a una caída en barril por las cataratas del Niágara. Realizó muchas proezas de ese tipo, por lo que su muerte es especialmente irónica. Caminando por una calle de Nueva Zelanda, Leach tropezó con un pedazo de cáscara de naranja. Se rompió la pierna tan mal que debió serle amputada. Murió debido a complicaciones de la cirugía.


En 1911, el sastre francés Franz Reichelt decidió probar su invención, una combinación de sobretodo y paracaídas, saltando de la Torre Eiffel. Les dijo a las autoridades que utilizaría un muñeco, pero a último minuto decidió probarlo él mismo. Su invento no funcionó.


De acuerdo con la leyenda, el místico ruso Grigori Rasputín (1869-1916) fue primero envenenado con suficiente cianuro para matar diez hombres, pero eso no lo afectó. Entonces sus asesinos le dispararon por la espalda con un revólver. Rasputín revivió poco después. Le dispararon tres veces más, pero Rasputín seguía vivo. Así que entonces fue molido a palos, y por las dudas arrojado a las aguas heladas del río Neva.


Ray Chapman, jugador de los Cleveland Indians, fue asesinado por una pelota de béisbol. Por aquellos días, los pitcher solían ensuciar la pelota antes de lanzarla para que se hiciese más difícil de ver. El 6 de agosto de 1920 en un juego contra los New York Yankees, Carl Mays, pitcher de los Yankees, lanzó una pelota sucia contra Chapman, quien no la vio y recibió el golpe fatal en su cabeza.


En 1982, un joven de 27 años llamado David Grundman y su compañero de cuarto decidieron salir al desierto a cortar cactus a base de disparos. El primero fue un cactus pequeño, que cayó al primer disparo. Envalentonado por su éxito, la siguiente presa de Grundman fue un enorme cactus saguaro, de 7 metros de alto, probablemente de 100 años de edad. El disparo le sacó un gran pedazo, y el cactus cayó sobre él y lo mató.


En 1985, para celebrar su primer año sin tener que lamentar ningún ahogado, los guardavidas del departamento de recreación de Nueva Orléans decidieron hacer una fiesta. Cuando la fiesta terminó, un invitado de 31 años llamado Jerome Moody fue encontrado muerto en el fondo de la pileta del lugar.


Dick Shawn (1924-1987) fue un comediante que tuvo un ataque al corazón y murió durante una broma que pareció extrañamente apropiada: se estaba burlando de los políticos que en su campaña decían cliches como “No me voy a dormir en mi cargo”. Shawn entonces se tiró al piso, boca abajo. En un comienzo, el público pensó que eso era parte del show, hasta que un rato después un empleado del teatro subió al escenario, constató su pulso y empezó a darle los primeros auxilios. Llegaron los paramédicos, y al público se le pidió que se fuese a casa: Dick Shawn estaba muerto.


En 1991, una mujer tailandesa de 57 años llamada Yooket Paen estaba caminando por su granja cuando se resbaló en bosta de vaca, se agarró de un cable y se electrocutó hasta morir. Poco después de su funeral, su hermana Yooket les estaba mostrando a unos vecinos cómo había sido el accidente cuando ella también se resbaló, se agarró del mismo cable, y murió igual que su hermana.


En 1999, una mujer inglesa de 67 años, Betty Stoobs, llevaba un paquete de heno en la parte de atrás de su motocicleta para alimentar sus ovejas. Aparentemente, las ovejas estaban muy hambrientas. Cuarenta de ellas cargaron hacia el heno y tiraron a Stoobs por un acantilado. La granjera sobrevivió a la caída, pero murió cuando la moto cayó encima de ella, empujada también por las ovejas.


Un jinete llamado Frank Hayes sufrió un ataque al corazón mientras participaba en una carrera. Lo mejor es que el caballo “Dulce Beso” ganó la carrera. Así convirtió a Frank en el único jinete muerto que gana una carrera (1953).


El barítono Leonard Warred murió en el escenario en la Opera del Metropolitano de Nueva York de un ataque cerebrovascular masivo mientras cantaba “La fuerza del destino”.


Harry Houdini, mago e ilusionista de origen húngaro. Retó a un universitario jugador de rugby a que le diera puñetazos en el abdomen en una noche de pubs y cervezas, argumentando que sabía controlar su cuerpo y que no sentiría dolor. Pero tenía principio de apendicitis y murió de una hemorragia al reventarle la apéndice.


Lee Seung Seop de 28 años y adicto a los videojuegos cayó muerto de fatiga en un cibercafé después de jugar Starcraft por casi 50 horas consecutivas.


Un hombre ucraniano no identificado de 45 años del origen Azerbaijani se bajó por una cuerda en un recinto de leones en un parque zoológico de Kiev y gritó a los visitantes horrorizados del parque zoológico, “si Dios existe me salvará!” en ese instante una leona saltó sobre él y clavó los dientes en su cuello más adelante separó su arteria carótida, matándolo inmediatamente.


Julien Offray de la Mettrie. Físico y filósofo francés, uno de los primeros materialistas de la ilustración. Cómo murió: Casanova relata en sus memorias que el médico filósofo muere de indigestión al comerse entero, a continuación de una copiosa cena, un paté de faisán con trufas, comida preparada por el cocinero del Rey en base a una cubierta de masa hojaldrada rellena de la carne picada del ave con un núcleo de trufas negras.


Crisipo. Este filósofo griego fue una de las principales figuras de los estoicos y además, según nos cuenta la historia, era un fiestero de narices. Y eso fue lo que a la postre acabó con su vida, pero no por cirrosis, sino por culpa de un burro y unos higos. Dice la leyenda que en una fiesta, Crisipo y sus amigos emborracharon a un asno, que después trató de comerse unos higos. Por lo visto, esto debe de ser lo más divertido del mundo entero porque nuestro amigo Crisipo empezó a reírse de tal manera que cayó fulminado al suelo y murió al instante.


Arrio fue uno de los mayores herejes de los inicios del cristianismo. Tanto que incluso dio nombre a su propia herejía, el arrianismo. Pero eso no tuvo que ver, que sepamos, con su defunción, que acaeció, cómo podríamos decirlo finamente… Cuando defecó sus órganos internos. Citamos una fuente de la época: “le sobrevino una flojera y junto a su evacuación, sus intestinos se le salieron también, seguidos de una fuerte hemorragia, y más intestinos junto a trozos de su hígado y bazo, muriendo casi al instante”. Repugnante. ¿Fue envenenado? ¿No comía suficiente fibra en el desayuno? Nunca lo sabremos…


Félix Faure, presidente de Francia. El 16 de febrero de 1899 el mandamás gabacho decidió invitar a su despacho a Marguerite Steinheil, un putón verbenero de la época y cuando estaban a punto de alcanzar el petit mort (en francés, orgasmo) al presidente le llegó la grande mort (en francés, ataque fulgurante al corazón). Enhorabuena a Félix, que murió feliz y sirviendo de ejemplo a toda una nación.


Yusuf Ishmaeld fue un gigantesco luchador turco que llegó a fines del siglo XIX a los Estados Unidos para realizar una serie de combates. Mal no le fue. Venció al campeón de lucha Evan Lewis y, también, al campeón de lucha grecorromana Ernest Roeber.
Yusuf, tenía la costumbre de convertir todo el dinero ganado en monedas de oro, las cuales guardaba en un cinturón de enormes proporciones que llevaba siempre puesto.
De regreso a su país, apenas a unos metros de la costa, el barco en el que viajaba colisionó con un buque inglés en aguas del Atlántico norte. Ante el inminente hundimiento, todos los pasajeros debieron saltar por la borda y nadar hasta los botes de rescate.
El luchador turco también lo hizo, pero el peso de su cinturón le impedía mantenerse a flote. A pesar de saber que si no lo soltaba moriría ahogado, Yusuf prefirió irse con su preciosa carga al fondo del mar.


Calcas, que vivió en el siglo XIII a.C., es un caso paradigmático.
Mientras plantaba unas viñas en su propiedad, un vecino le profetizó que no viviría lo suficiente como para beber el vino de aquellas uvas.
Tiempo después, con las frutas maduras, Calcas invita al adivino a verlo tomar un poco de vino. Al levantar la copa, el vecino repitió sus dichos y esto le provocó tal ataque de risa descontrolada, que murió luego de permanecer varios minutos sin poder respirar.


En un rascacielos del centro de la ciudad de Toronto un abogado guiaba la visita de unos estudiantes por el complejo, cuando intentó demostrarles la increíble resistencia de los cristales que forman el edificio. Pues bien, cogió carrerilla y dio un golpe con el hombro al cristal, el cual estalló en mil pedazos, lo que hizo que el abogado se precipitara al vacío cayendo desde una altura de 24 pisos y falleciendo en el acto.


Un alemán, harto de los topos de su jardín, si invento una gran idea para eliminarlos. Conecto dos electrodos al suelo y los unió a una fuente de alta tensión. Al final los topos y el acabaron bajo tierra, aunque los topos algo mejor.


Un grupo de hombres competía por ver quién era el último en apartarse de la vía del tren. Ganó un tal Patrick Still a título póstumo.


El primer puesto es para un alcohólico de Texas, pero no uno cualquiera, un adicto a los enemas, vamos que se mete el alcohol por vía anal. Un día, su ultimo día, se metió la boca de la botella por el culo y dejo que descargara el alcohol pero el hombre se durmió.
Resultado: coma etílico y posterior muerte. Índice de alcohol en sangre: 47%.

Fuente: Tejiendo el mundo.